En la pasada sesión de octubre que Marisa Moya impartió sobre disciplina positiva pudimos asomarnos a lo que este conjunto de teorías y metodologías nos descubre. O más bien, lo que nos ayuda a descubrir por nosotros mismos.
La disciplina positiva – cuyo término es una traducción del americano Positive Discipline, trata de ayudar a los adultos a entender la conducta inadecuada de los niños, promoviendo actitudes positivas hacia ellos.
Ah, pero aquí empezaba el reto. Resulta que los adultos, tanto educadores como padres, tenemos mucho que ver en los problemas de conducta de los niños. Pero… ¿nosotros, los adultos? En el día a día del trato con nuestros hijos hacemos lo mejor que podemos con ellos, sin duda con la mejor de nuestras intenciones pues son ellos lo que más queremos y apreciamos en este mundo.
Lo que pasa es que nos encontramos muchas veces preguntándonos a nosotros mismos “¿no estaré siendo demasiado permisivo?” O justo después cuando nos hemos puesto serios “¿no estaré siendo demasiado autoritario?” Por no hablar de las situaciones que nos sacan de nuestras casillas y recurrimos al “esto es así porque soy tu madre”, o “a callarse” o cosas así. Y el conflicto se hace todavía mayor…
Pues bien, difícil de explicar en unas pocas palabras, os recomendamos que nos sigáis y preguntéis pues queremos seguir impulsando esta filosofía desde el aula pero también como apoyo a los padres. Sólo algunas pinceladas de qué pretende la disciplina positiva y cómo nos ayuda a conseguirlo:
- En primer lugar que entendamos cómo funciona la mente del niño y su evolución madurativa – por cierto que hay otras fuentes muy buenas también sobre este tema, como el libro de Álvaro Bilbao, El Cerebro del Niño. La neurociencia demuestra que los lóbulos prefrontales responsables del razonamiento adulto, pueden tardar hasta 25 años en formarse completamente. Este conocimiento, por ejemplo, nos puede ayudar a relativizar y a comprender que ciertos silogismos que tratamos que nuestros hijos entiendan con 5 años son inalcanzables para ellos.
- Después nos pregunta que qué tipo de joven/adulto queremos que nuestro hijo/a llegue a ser. Con qué características, si una persona con autocontrol, autoestima, alegre o más bien lo contrario, que sea muy impulsivo y pierda los nervios, que sea inseguro e infeliz. Creo que la respuesta está clara para todos los padres pero la disciplina positiva nos lanza otro reto, según lo que queramos conseguir en el largo plazo en nuestros hijos así debe de ser nuestra educación hacia ellos. Si queremos que nuestros hijos se conviertan en adultos templados, asertivos y capaces de autoregularse, así debemos de ser nosotros en nuestra educación hacia ellos.
Con todas las cartas descubiertas, y nuestras emociones a flor de piel, Marisa nos empezaba a hablar de la necesidad que tiene el niño de conexión con el entorno (los padres), y de significancia. De que una manera de conseguir esto es involucrándole. Porque no hay que “ganar” al niño si no “ganárselo”. Que debemos asegurarnos siempre, en cualquier conflicto, de que se mantenga la dignidad hacia nosotros mismos, hacia el niño y hacia las situaciones. De que un conflicto con el niño lo debemos considerar como una oportunidad de crecimiento y de desarrollo socio emocional del menor. De que debemos centrarnos en un enfoque en las soluciones, en vez de enfocarnos en los castigos y/o amenaza/premios….
Bueno, si os parece lo dejamos aquí y seguimos en próximas sesiones. Los posts en un blog no deben de tener más de 400-500 palabras que si no el lector no llega al fin. Eso nos han dicho al menos.
Pero os invitamos a que nos preguntéis sobre este tema o sobre el que queráis pues estamos a vuestro servicio.
Hola! Nos parece una herramienta muy útil los talleres que hacéis de educación en positivo…tenéis prevista alguna sesión para este curso 2018-2019?
Muchas gracias!
Si programamos nuevas sesiones os avisaremos con tiempo en la propia escuela infantil